balance financiero

Seguramente te has encontrado en una situación donde necesitas analizar tus finanzas para saber si te conviene hacer una nueva inversión, liquidar alguna deuda o simplemente darle un cambio a tu vida. Para esos momentos, lo mejor es contar con un balance financiero. 

Un balance financiero es un paso básico si estás buscando cambiar tus finanzas personales, pues es una herramienta que te ayudará a conocer el estado general de tus finanzas e identificar sus puntos débiles para comenzar a tomar decisiones financieras inteligentes. Si no sabes por dónde comenzar, ¡no te preocupes! Te decimos todo lo que debes considerar. 

¿Qué es un balance financiero?

Podemos decir que un balance financiero es un documento que expone todos tus activos (bienes que posees); pasivos (las deudas que estás cargando) y patrimonio (la resta de activos menos pasivos).

Este análisis general de tu estatus financiero te permite tener un buen nivel de planificación económica y tomar decisiones a mediano o largo plazo. 

5 pasos para hacer un balance financiero personal 

Aunque siempre es recomendable que hagas tu balance financiero con la ayuda de un contador, también puedes hacerlo por ti mismo; eso sí, intenta ser minucioso en los cálculos y desglose de las cifras. ¡A poner en práctica las matemáticas! 

1. Detalla los activos 

Prepara un listado con todos tus activos y su valor. Si no tienes o no conoces el valor exacto de cada uno de ellos, puedes asignar un valor aproximado. 

Es importante que dividas los activos en dos categorías: corrientes y no corrientes.

Los activos corrientes son aquellos que pueden convertirse en dinero en efectivo fácil y rápidamente. Como tus cuentas bancarias o cuentas por cobrar. 

Por su parte, los activos no corrientes son aquellos que también puedes convertir en dinero en efectivo, pero bajo un proceso no tan directo. Aquí podemos incluir los inmuebles, objetos de valor, inversiones, acciones o fondos de inversión.  

2. Detalla los pasivos 

Al igual que lo hicimos con los activos, realiza un listado de todos los pasivos y deudas que tengas actualmente, junto a su valor. 

Algunos de los pasivos más comunes son deudas a tarjeta de crédito y saldos pendientes de préstamos; ya sean personales, hipotecarios, de auto, etc. No dejes de anotar todos, por muy pequeños que te parezcan. 

3. Calcula el patrimonio 

Hacer el cálculo de tu patrimonio es muy sencillo. Solamente debes restar la suma del valor total de tus pasivos, a la suma del valor total de tus activos.

Con este cálculo podrás tener una cifra bastante acertada de tu patrimonio. Esto no solo te ayuda a tener un mejor control y perspectiva de tus finanzas, sino que también es información muy valiosa para próximos trámites o solicitudes bancarias y financieras.

4. Analiza y compara tu balance financiero

Una vez tengamos toda la información anterior, es que podremos construir nuestro balance financiero. 

Lo ideal para ello es en una hoja de cálculo o Excel. Esto se debe a que aquí podrás organizar muy bien cada uno de los ítems de los activos y pasivos con sus respectivos valores, y también puedes hacer todos los cálculos fácilmente. 

Asegúrate de organizar por separado los activos de los pasivos, y también dejar bien señalizado cuál es el monto total de tu patrimonio. 

Pasando al análisis de las cifras, lo más importante que debemos validar es que el monto del patrimonio sea positivo. En caso de que esto no sea así, significa que no tenemos el dinero suficiente para pagar todas las deudas. 

Esto no es del todo malo, ya que algunas de las deudas que tengamos pueden representar futuros activos, como la compra de una vivienda. 

Normalmente en estos casos, las cuotas de los pagos se extienden por varios meses, por lo que si aplicamos un buen plan de ahorros, podremos pagarlas sin problemas en el futuro, aunque hoy no tengamos el dinero completo para ello. 

Por último, en el análisis del balance financiero también debemos contemplar las características de nuestros activos no corrientes. Son estos los que podrán darnos mayores ganancias o liquidez en el futuro. Así que si no tenemos suficientes de estos activos, puede que sea un buen momento para empezar a invertir. 

5. Toma decisiones 

Una de las principales razones por las que se debe hacer un balance financiero personal con cierta frecuencia es para poder mantener una economía saludable. En este sentido, con los resultados que obtengamos del análisis del balance, deberás tomar algunas decisiones importantes.

Por ejemplo, si el valor de tu patrimonio resultó negativo, lo más recomendable es que busques asesoría financiera para poder aumentar tu capacidad de ahorro y saldar deudas. 

Si descubres que tienes un alto nivel de endeudamiento, puedes optar por reducir tus tarjetas de crédito o evitar solicitar más préstamos. 

Incluso, podrías tomar la decisión de liquidar alguno de tus activos no corrientes para pagar algunas deudas o plazos vencidos. La idea siempre es que puedas tomar las decisiones económicas más acertadas, con una visión general objetiva de tu estado financiero.

Hacer un balance financiero no es algo que nos deba generar temor o inquietud. Por el contrario, debes verlo como una herramienta que te ayudará a tener una economía personal saludable y sostenible.

Dependiendo de tus ingresos y flujo de dinero determina con qué frecuencia hacer tu balance, por lo menos deberías hacerlo a principio o finales de año para que las decisiones financieras que tomes a futuro siempre sean inteligentes y no te causen problemas.

Si te gustó este contenido, compártelo.